El pasado 18 noviembre de 2011 concluyó la negociación del ERE del instituto científico valenciano, que despedirá a un centenar de empleados de sus laboratorios. Los trabajadores denuncian presiones para firmar el acuerdo, que podrían comportar su anulación.
Mudos y circunspectos. Los trabajadores del Centro de Investigación
Príncipe Felipe (CIPF) se congregaron ayer en el exterior del edificio
en señal de duelo por el despido de un centenar de compañeros y el
cierre de 14 líneas de investigación.
A las 12.00 horas se inicia
un minuto de silencio. Las 12.01, las 12.02... Nadie mueve un músculo.
Rafael Pulido, presidente del comité de empresa, abandona su mutismo y
se dirige al grupo: "Quiero que tengáis una idea de optimismo. Que no
nos vean así, que se sepa que estamos vivos". La arenga surte el efecto
contrario. Algunos rostros se agrietan, ruedan lágrimas. Y los aplausos
empiezan a sonar con rabia contenida de puñetazo. Isabel Roglá, que ha
trabajado durante 15 años a las órdenes de Pulido, se derrumba sobre el
pecho de su jefe. Por detrás, otros compañeros guardan cola desde su
riguroso luto de batas blancas. A Pulido le faltan manos y brazos para
estrecharlos a todos.
Cerca de allí, a esa misma hora, el comité
de empresa y la dirección del centro rubrican, tras un mes de
negociaciones, el expediente de regulación de empleo (ERE) que desmembra
un instituto que estaba llamado a convertirse en el buque insignia de
la investigación biomédica valenciana. Entre los miembros del comité,
las caras son un calco de las del resto de trabajadores que aguardan en
los laboratorios del instituto.
Rosa Farrás relata un forcejeo "durísimo". "Nos ha dejado
exhaustos", lamenta. Los sindicatos han conseguido rebajar la cifra de
despedidos de 108 a 95. También han logrado suavizar la bajada de
salarios. En la propuesta inicial se llegaba al 60% en algunos casos.
Ahora, como mucho, caerá hasta el 15%. Además, la empresa se compromete a
dejar fuera del ERE a los trabajadores de entre 49 y 54 años y a abonar
las indemnizaciones un día después de que sean comunicadas. Finalmente,
se han rescatado tres servicios tecnológicos: citómica, genómica y
cribado.
Pero el objetivo máximo del comité era salvar algunas de
las líneas de investigación que la empresa ha decidido suprimir. "En eso
han sido inflexibles", manifiesta Farrás. Por esta razón, los
sindicatos han adjuntado un escrito de disconformidad sobre los
criterios que ha seguido la dirección para justificar el cierre o la
permanencia de los laboratorios.
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